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Somos: Colectivo Floretika

Acompañar el cambio radical

Agrietando y floreciendo



Desafiar la crisis civilizatoria actual requiere rediseñar nuestras formas de vivir. Para ello, colocar espacios comunitarios de redefinición personal, es el inicio para hacer de lo individual un acto político posicionado sobre una ética del cuidado.


La pregunta que nos mueve

En Colectivo Floretika consideramos que la crisis civilizatoria es la causa directa de la crisis ambiental, la cual, empieza por nuestra desconexión con la naturaleza, con otros y con nosotros mismos. Esta es la oportunidad replantear una relación más ética, justa y amorosa con otras formas de vida.


Desde esa idea nos planteamos la pregunta: ¿qué tipo de conversaciones/narrativas/educación se necesitan visibilizar para que, desde una práctica de la libertad, quienes viven en las ciudades puedan elegir ese cambio profundo y radical de la sostenibilidad que se requiere para desafiar el colapso civilizatorio?


Como diría Gandhi “los medios son los fines”, por lo que llegar a una práctica de formas más amorosas de vivir implica educarnos desde adentro hacia afuera, en contextos y sitios que nos ayuden a reconocer nuestra capacidad de conectar con el entorno.


La práctica de la sostenibilidad (sostener la vida)

Si bien la práctica de la sostenibilidad puede ser un camino individual, no significa que se tenga que hacer en aislamiento. Esta crisis multidimensional nos demanda adoptar posturas más críticas a nuestras formas de vivir. Para llegar a nuevas conclusiones, necesitamos respuestas educativas que nos ayuden a explorar nuevas formas de vivir.


La sostenibilidad es una práctica, una visión de vivir la vida desde la libertad, que sostenga la vida propia y la que nos rodea.


Bajo esa visión, se trata de diseñar sistemas que nos ayuden a sostener y poner en el centro la vida. Por ende, el Colectivo Floretika es una propuesta para ser un punto de encuentro que ayude a conseguir que esta práctica de la sostenibilidad se explore de manera regenerativa y acompañada.


Acompañarnos en la exploración

Colectivo Floretika es una iniciativa dedicada a acompañarnos en el proceso de explorar formas de vivir más sostenibles y regenerativas.


Somos un emprendimiento social basado en la educación para la sostenibilidad. Estamos comprometidos con nuestro aprendizaje y el de otros, de formas que estos nos lleven a practicar la ética del cuidado, fomentar la afectividad ambiental e impulsar el método de la grieta para proponer nuevas formas de vivir.


La crisis que nos acontece nos demanda, urgentemente, que cuestionemos la cotidianidad, que volteemos a ver a nuestro alrededor y que apretemos las ciudades del desarrollo con el planteamiento de otras posibilidades que nos dignifique.

Esto es un camino de exploración, incompletitud e incertidumbre, por lo que el Colectivo busca que también el proceso mismo sea regenerativo, esperanzador y revitalizante.


Seguir por el mismo camino, nos llevará a un inevitable colapso. ¡Necesitamos cambiar!


El Colectivo es una resistencia caminante, una propuesta de quiénes estamos inconformes y somos ordinarios y diversos. Reconocemos el potencial que hay en rechazar las formas de vivir injustas y a la par plantear otras alternativas que podamos practicar.


“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”- Antonio Machado


Empecemos por permitirnos sentir

El territorio común es percibir un mismo mundo de formas diferentes. En nuestra capacidad de sentir el mundo nos podemos encontrar. De nuestra sensibilidad podemos percibir los efectos de un sistema que se basa en un ciclo de sufrimiento que provoca el deterioro de nuestra civilización y la de otros seres vivos que nos acompañan.


Por ende, permitirnos sentir es el inicio para volver a reconectar.


Es de las fisuras y las grietas que encontramos en el asfalto de la ciudad por donde la naturaleza comienza a filtrarse en nuestras vidas en donde alguna vez perteneció, y de alguna forma, siempre ha estado ahí.


Abrazar nuestra sensibilidad implica que sintamos esas fisuras y grietas que, aunque pueda ser doloroso o desesperanzador, es el primer paso que nos conecta a la posibilidad de regenerarnos.


De la inconformidad podemos elegir usar nuestra libertad para experimentar formas que nos sanen.


Nuestra sensibilidad es evidencia de nuestra vulnerabilidad que nos recuerda que estamos vivos y que tenemos agencia para relacionarnos de maneras más constructivas con el mundo.


Sanar no es fácil ni lineal, requiere un proceso de valentía, de resiliencia en donde configuramos una y otra vez nuestras hipótesis para recrearnos en historias que partan desde la dignidad.


A través de este espacio queremos invitar a la exploración de la sostenibilidad como una práctica colectiva del ejercicio de nuestra libertad. Construir con esta práctica ecosistemas más libres para cuidarse en el acto de estar siendo vida.


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