Normalmente le llamamos crisis ambiental a todo acontecer ecológico que está ocurriendo pero, la realidad es que la crisis ambiental es consecuencia directa de nuestra forma de vivir como civilización.
La crisis civilizatoria es la crisis del modelo occidental capitalista que estimula el consumo y la producción insostenible. Ya no es compatible con el futuro de la vida de la civilización mantener un sistema que explota a las personas, bienes naturales, ecosistemas y otros seres vivos.
Debido a que esta crisis tiene que ver con nuestras formas de vivir colectivas, la única forma de evitar el colapso implica “un cambio profundo y desde la raíz” de nuestras formas de relacionarnos, producir, consumir y vivir.
Las ciudades del desarrollo
Las ciudades de hoy son monumentos al crecimiento sin límites, al progreso y el desarrollo económico. Se convirtieron en el estandarte del desarrollo para las comunidades humanas y el deseable y único “buen vivir”.
Estamos en un sistema económico que mercantiliza la vida, le pone precio al tiempo de las personas y las valora desde ahí. Sólo eres valioso y digno de ser atendido en la medida que produzcas dinero y consumas. Si no haces ninguna de esas cosas, te vuelves no sólo algo que el sistema excluye sino, que lo trata como si no existiera.
Esta dinámica relacional de mercantilizar todo ser vivo y bien natural (agua, madera, etc.) es la misma que está ocasionando los colapsos y múltiples desconexiones entre unos y otros.
Estamos desconectados de nuestros propios cuerpos, sentimientos, sensaciones, contextos, comunidades naturales y humanas. Es así que en estas ciudades se ha enfatizado esta forma de vivir tan fragmentada, frágil y desvinculada.
Resulta devastador y poco sorprendente ver cómo es esta misma dinámica la que ha ocasionado la crisis ambiental que estamos viviendo.
La estructura económica en la que estamos sumergidos ha subordinado la esfera social y la natural para ser sistemáticamente explotadas y degradadas.
El progreso: un horizonte deslumbrante
El progreso ha sido el horizonte por el que se mueve este sistema enfocándose en priorizar un sólo tipo de “bienestar social” devaluando otras formas de vivir, culturas y formas de pensar que quizás puedan ser mucho más colaborativas y sinérgicas con el entorno.
Cuando hablamos de cuidar o conservar el medio ambiente, nos damos cuenta que es una idea que nos obliga a irnos todavía más adentro. ¿Cómo vamos a cuidar, si no sabemos cuidarnos a nosotros mismos? ¿Cómo cuidar el medio ambiente si ni siquiera tengo un vínculo con él?
Cuidar es conocer y para amar hay que conocer.
El mito del progreso nos hace creer que sólo si logramos producir más, crear más y extraer más recursos, sólo entonces, podremos satisfacer nuestras necesidades reales. Sin embargo, se trata de trabajar una lógica de la suficiencia y de cuestionarnos más hacia adentro (lo que somos) que hacia afuera.
De adentro hacia afuera
El lugar donde necesitamos trabajar primero para cuidar el medio ambiente es en nuestra relación personal e individual que tenemos con nosotros mismos, con otras personas y eventualmente nos hará todavía más sentido cuidar el entorno.
Las ciudades tienen la tendencia a facilitar un pensamiento fragmentado y dividido, pero al mismo tiempo esconden el potencial de una diversidad de formas de vivir que convergen en un mismo sitio.
Existen tantas maneras de desafiar el colapso civilizatorio que está alimentado por el mito de que el progreso es el que nos salvará. Cuando es en el aquí y ahora, donde ya tenemos lo suficiente y somos lo necesario para hacer las transformaciones que se requieren.
¿Cuáles son los límites del progreso? ¿Hasta que nos acabemos todos los bienes naturales? ¿Hasta que el aire ya no sea respirable? ¿Hasta que ya no haya agua potable para abastecernos? ¿Cuáles son los límites éticos del progreso?
¿Cuál es el límite, que dentro de nuestra propia esfera contextual, marcaremos nosotros en nuestra vida cotidiana? ¿Hasta cuándo diremos basta y con ello construir una nueva posibilidad donde florezca un futuro digno para todas y cada una?
Este artículo se basa en el trabajo de: "Espacios formativos para revincular a las ciudades con las naturaleza: propuesta ante la crisis civilizatoria que inspiren la práctica de la sostenibilidad"
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